Te Prometo Anarquía

ya tiembla el ocaso; apeemonos, pues, en la veracidad de la estampa, y descifremos los residuos del pasado como decálogo tenaz para la resistencia

laurent boussiet

 

[LAURENT BOUISSET]

 

LOS MUROS

 

Gritar contra los muros de nada sirve.

Igual gritamos.

Y los muros persisten.

 

Los muros se cuelan en nosotros,

somos parte de su misión,

somos sus hijos.

 

Somos la blancura del yeso con ellos.

Somos el silencio de los blocks cuando eructamos

y los azotamos.

 

Y nuestras cabezas sangran contra ellos.

Y nuestros gritos se resbalan como escupitajos.

Y aun así los producimos.

A los muros, los respetamos dándoles azotes.

 

Y hasta los ponemos.

 

Los ponemos por doquier en nuestros túneles.

En nuestro puré de tiempo arrepentido.

Y hasta en el amor llegan.

Y llegan hasta en el amor libre…

¡Tienen el perfume de la omnipresencia, los muros!

 

Esa es su flaqueza.

 

Como el sonido de un ventilador demasiado continuo,

que por tanto insistir lo pierde todo.

Y puede hacer que inspirado por el ritmo,

o por el color… o por lo que prefieras

que el tiempo de un suspiro suelta tu guerra…

 

regresas tus pies dos horas…

y sin perderlos de vista un solo instante…

sin dormirte ni tampoco tragar fuego…

te quedas allí para calmarte.

 

Te cuelas al revés del camino…

y sin un escupitajo… los olvidas.

 

los-muros-alba

 

(Traducción e imagen de Alba Marina Escalón)

 

ATITLÁN (EN SUSPENSIÓN)

 

Vi en Santiago de Atitlán

A un joven de unos quince años

Perder toda dignidad

Para estafarme treinta quetzales

O sea, tres euros nada más…

 

Y luego…

 

Dos viejitos costarricenses

Panza vacía y mirada dulce

Hacerme llorar por a penas

Cincuenta centavos… es decir

Ni siquiera las monedas sin brillo

Que olvidamos en los pañuelos sucios

Allá en Francia.

 

Y luego…

 

Disfruté del lago más bello del mundo

En el esplendor de sus aguas

Al parecer contaminadas…

 

Me dejé moldear un largo rato

Por la calma de los volcanes

Circundantes… pero

 

Cuando volví del ensueño…

 

Me tuve que preguntar qué peso

Tenía este festín visual

 

Ante los ojos de los que

Por las calles

Persisten todavía…

 

Persisten dos días más…

Dos noches…

Dos vidas… para

 

No hacer más, digamos… que

Arrastrarse para sobrevivir…

 

atitlan-alba

 

(Traducción e imagen de Alba Marina Escalón)

 

PROBLEMA

 

Costura mal el tiempo.

Fracasa el tiempo

al brindarle almendras

a sus almas que se calcinan vivas.

 

Fracasa cuando ofrece

uvas a sus lágrimas.

 

Fracasa al tender de plumas

el camino de sus pasos.

 

El látigo blanco perdura.

 

El látigo blanco continúa

y lanza a la hoguera

una cuna de bebé.

 

A medianoche, yo creo… al mediodía, tal vez…

veo deletrear a la bañera: “Aurès”.

Veo escribir a la bañera, en sus bordes: Ixcán”.

Y en inglés: “Mỹ Lai 4”.

Escalofriante: “Oradour-sur-Glane”,

“Hiroshima”,

y alzándose en cenizas: “Gaza”, “Mostar”…

“Kigali”…

“Santiago de su Chile” grabado con la sangre

de mi hija mutilada por las Pieles Blancas.

 

Y su cuerpo en el agua tierna

arrojado

de un Rafale que proclama

la Flor de Dios.

 

Y sus manos tan menudas

en una palabra: ¡asaltadas!

por los perros crucifijos

que derraman el bazo

y las vulvas reventadas

de sus madres.

 

Mas, sin demora

la saco del baño,

 

la enrollo raudamente

en su toalla,

 

y dejo a la luna

la libertad de tamizar su sosiego…

 

¿Qué le digo?

 

¿Que puede dormirse,

en mis brazos,

sin temblar,

mi bebita india?

 

Que bajo las cobijas

del Primer Mundo donde la escolto,

no hay porqué inquietarse…

¿no hay nada porque temer?

(Traducción de José Manuel Torres Funes)

 

 

POEMA COSIDO

 

La mirada de un puerto sin luna avanza bajo la piel y sueña con la avanzada,

en un caldo de manos,

de una luna arañada por las uñas tiradas de un saxofón húngaro

que parecería, por si mismo, divisar un puerto sin luna donde la rabia de los sueños reventados,

donde la cólera de colores desaparecidos y la locura del viento en los mástiles

atizarían el grito de espanto lanzado por el agua ante la vista de un muchacho colgando del mástil

cuyos ojos pálidos recibirían en reflejo el extravío de ese corazón mexicano emigrado y pronto herido,

por el fascismo cobarde y la educación remisa de un poli europeo apoltrado sobre un código a destripar, el que,

bajo la luna llorando retornada,

brega para rebanar el hilo,

acusando la identidad sospechosa de un Indio despoblado de sueños y devastado.

 

poema-cosido-anabel

 

 (Traducción de José Manuel Torres Funes y Laurent Bouisset. Imagen de Anabel Serna Montoya)

 

FELIPE

 

Felipe no quiere escribir ni jugar,

quiere que su padre diga que nació.

 

Nada más, que el borracho de su padre

deje esa cantina que lo mata,

y lo escupa al sol, ¡que al fin está ahí!

 

Emergido de los pantanos de su madre muerta,

hace quince años de cerveza,

sin partida de nacimiento, imaginen…

 

Quiere decir, sin escuela

ni hospital.

un dentista, acaso

que lo vea después de muerto…

 

Antes de eso, trabaja.

Se humilla para decir las cosas.

 

¿Y para qué?

Para casi nada.

O menos que nada…

 

Es decir, juntarlos en el frío

a los turistas indecisos

y llevarlos a comer al restaurante

 

Y esto, por favor,

sin matarlos, ni arañarlos,

incluso si lo evitan o lo zigzaguean,

rehuyendo verlo,

urgidos de gozar.

 

Ni una mala seña, una protesta,

la espera reina, interminable.

Y la fragilidad de una larga sonrisa

dirigida a nadie,

o a la noche…

 

Lo veo desbordarse de gentileza, a este chico,

imagínenlo, es encantador…

Peor que eso.

Es sal en carne viva,

percibir en él tanta inocencia.

 

Los tiburones se perfilan a lo lejos, ya.

La carnicería anunciada aguarda.

 

¿No podría yo advertirle?

¿Al menos prevenirlo?

 

Busco irme de su noche,

pero la escena tiene colmillos que me rasgan,

 

¿Honestamente, realmente,

que puedo yo hacer?

 

felipe-anabel

 

(Traducción de José Manuel Torres Funes. Imagen de Anabel Serna Montoya)

 

 

LAURENT BOUISSET. (Francia, Lyon, 1981). Poeta y traductor. Creador, junto con el pintor guatemalteco Erick González, del blog de creación colectiva Fuego del fuego donde dio a conocer en Francia poemas de Luis Miguel Hermoza, Javier Payeras, Julio C. Palencia, José Manuel Torres Funes, Vania Vargas, Rafael Romero, Rosa Chávez y varios otros autores latinoamericanos traducidos por primera vez al francés. Ha publicado ensayos y poemas en muchas revistas en papel y línea (en Francia, Canadá, México, Guatemala y Honduras) y en 2015 un poemario Dévore l’attente (Editorial Le Citron Gare, Francia) incluyendo imágenes de la pintora mexicana Anabel Serna Montoya. Más información sobre su trabajo aquí.


09 de noviembre de 2016
1981, autor invitado, Francia, poesía

¿algo qué decir?