Te Prometo Anarquía

resucita la sombra tras la pugna y asciende a lo alto de fastuosos árboles, la mirada serena, las alas esterilizadas, el ego alerta, el corazón recuperado

liliana villatoro

 

 

[LILIANA VILLATORO]

 

 

EPIFANÍA

 

Cuando sea mayor, ingresaré a un grupo de vendedoras por catálogo.

Presumiré mi relación cordial con el tiempo y la taparé con cremas y cosméticos llenos de plomo. Cubriré un par de tristezas. Tomaré mes a mes un folletito lleno de promesas. Apuntaré mis flechas a un edificio verde, azul o gris, uno lleno de burócratas tristes.

Llegaré con una sonrisa pronta que acompañe el final del mes, cuando igual no alcanza nada para nada, pero podemos disimularlo muy bien.

Me sentaré a esperar un minuto, entre el tránsito de papeles y de instrucciones enredadas. Esperaré porque sé que ellas me esperarán también.

Les mostraré un mundo distinto. La crema que les devolverá la sonrisa ansiosa de los veinte. La máscara que resaltará unos ojos que no brillan. A lo mejor me compran esos trajes baratos, con tallas indefinidas y absurdas y en ello se lleven la esperanza de conservar para siempre un amor que se volvió costumbre.

Enfatizaré en el mercadeo del plástico, para que todas puedan lucirlo un poco. No debo olvidar que el brillo a nadie hace mal, les venderé una pizca.

Animaré mi cuento con las anécdotas cruzadas de la familia, de los hijos que esperan el triunfo de los pasos repetidos, de la pareja fiel y constante en las sábanas familiares, de la ilusión de las miradas ajenas y envidiosas en el pedestal de la armonía.

Repetiré hasta el cansancio, el orgullo que debe causarles ese modelo bien aprendido, calcado con tanto esmero. Me aseguraré de que se sientan felices por haber cedido su vida. Me encargaré de repetir una y otra vez, las frases que lleven mujercita, bonita, decente y buena.

Atornillaré bien mi aprobación de sus vidas llenas.

Les mostraré cómo la felicidad que sienten pero que no recuerdan, sale a flote dedicando un poco de presupuesto a mis menjurjes.

Ellas se lo merecen. Al menos se merecen eso. No voy a entristecerme. Prometo guardarme la tristeza para luego.

Después, lloraré.

 

 

ILESA

 

Ya no hay eco

el sonido no existe,

ni el torrente

ni la luz

 

Todo es silencio

aquí dentro

el miedo de alguien

que no conozco

se enroscó en mi piel

su grito me dejó callada

su miedo se llevó mi fe

 

Tampoco hay lágrimas

no queda ninguna

todas se las llevó ella

todas las usó

con cada golpe

con cada herida

con la saliva indeseada

con el tacto ajeno

con el asco pegado en la frente

con la gana de morirse sin sentir

 

No sé su nombre

pero la siento inmensa

fría,

temblando queda,

aquí dentro

 

No huele a nada

no dice nada

solo se ciñe y se guarda

y ya no quiere más

 

Soy su escondite,

su puerta cerrada,

la nula posibilidad de escapar,

un agujero en la pared, que no es suficiente

un camino que nunca verá

 

porque sólo es sombra

porque las lágrimas no curan

no lavan

no quitan la vergüenza,

el miedo, el sudor ajeno,

el peso que ahoga,

la piel que se desgarra,

la sangre salada

 

Y yo soy sólo un muñón,

inútil,

como el resto

como todos

como siempre.

 

 

HAZME UN INSTRUMENTO

 

Dos notas agudas salieron del tendón. La piel permanecía expuesta, en tiras delgadas. El músculo hecho a un lado, palpitaba vivo. Cada dedo pulsaba las cuerdas que no eran más que pedazos vivientes de un cuerpo partido por la mitad, luego en cuartos, octavos e infinidad de líneas que se hacían profundas.

 

La sensibilidad existía. Cada vez menos.

 

 

HUMO

 

El sabor del humo pegado a tu lengua

el sabor de tu lengua cubierta por humo.

Tus manos en mi vientre, esculpiendo, inundando

mientras mis ojos anotaban tu risa fácil y esa curiosidad noble de tu alma vieja

 

Nos hicimos pedazos.

No había futuro.

Somos animales, dijiste

Somos animales, repetí.

Quisiste detenerme con aquel gesto en el hombro.

Volteé.

Besé tu boca y te lo recordé:

Somos animales, no se te olvide.

Di la vuelta y me fui de tu vida sin querer irme.

No luchaste

No luché

 

Pasa cuando tenés el yo demasiado adentro y entendés que quedarte será pedir.

Nos pesa demasiado la libertad,

lo sabemos, nos reconocimos (¿recordás?)

 

Te fuiste. Me fui.

Te encerraste dentro.

Me encerré dentro también.

 

Vos te acompañás ya de otra piel

de otra rutina

de otro adiós que no es el mío

y me dolés en lo profundo del egoísmo.

 

Sabelo.

 

 

SWEET HOME

 

Pasa, decía mamá, que a todas las familias les pasa, los matrimonios tienen etapas difíciles, la rutina se impone, la falta de novedad, el sexo repetitivo, las cuentas, las insatisfacciones propias y las compartidas, la vida que se ve terminada en plena juventud con un plan cierto, la hipoteca planificada, el miedo a la vejez, alguien que notó una oportunidad y habló en un lenguaje atrevido y le movió la esperanza de colorear el tedio, la tentación, los pecados, las ganas de mudarse de vida, de ser diferente, la adolescencia inconclusa, el hambre de libertad, los defectos aceptados a la fuerza, la vida que se escapa en cada almuerzo familiar, la mano en el cuello, las piernas rozando con disimulo, el brillo nuevo en los ojos, las ganas de besar otra boca, un gemido, el cuerpo apretado, las manos buscando con ansiedad, la culpa, el orgasmo, la culpa otra vez, mierda, la culpa, el niño hablando fuerte, la vista en la pantalla, los mensajes, la necesidad de saber qué fui para vos, la noche repetida, el cuerpo familiar, hermano, ya no amante, los pies fríos, el asco por sí mismo, por el otro, por el olor compartido, por la cama conocida, por el tedio, la calva incipiente, las arrugas que se harán profundas, el cepillo de dientes mal colocado, las toallas mojadas, la sed de uno mismo, la zozobra, los gritos, el enojo, la frustración por lo que no hay aunque haya de todo, la distancia, el frío y el calor, el hielo y el fuego, las manos que se prenden, la lengua que aprende a saborear de nuevo, la tristeza del cuerpo abandonado, el espacio, la ruptura, las lágrimas, los reproches, el enojo del otro, la culpa propia, mierda, la culpa, el abandono, la casa vacía, los pasos escasos, el niño preguntando, el niño llorando, esta casa no es casa es un barco que se hunde, la gente, las explicaciones, los vecinos preguntando por vos, el almuerzo familiar convertido en velorio, las llamadas, los recordatorios, las memorias, las fotos de la boda, de la luna de miel, cuando éramos jóvenes, los planes que dejamos en el camino, la canción que te gustaba, todas las que olvidamos, el té, la compañía en las noches de desvelo, el sillón para uno solo, la vida que vibra afuera, la gente nueva, la fiesta, el duelo, la fiesta, el duelo, la fiesta, el duelo, las bienvenidas y los adioses, los legos para armar otra mentira, el reacomodo, la ira por lo que nunca fuiste y siempre quisiste que fuera, los pagos, las cuentas, los acuerdos, el abogado, la abogada, firmas pendientes, vida familiar, la cita en el juzgado, llamadas, un cigarro, el trago de medianoche, otra vez los recuerdos y la culpa, mierda, la culpa, las lágrimas, el desencanto, el cuerpo nuevo que se fue para siempre, las arrugas propias, la soledad de la madrugada, la cama vacía, otra vez tu canción, los recuerdos, la falta, la ausencia, las disculpas, los gritos, el llanto, los mensajes, el arrepentimiento, la vida que se te acaba, la soledad que no mediste, el regreso, el abrazo de hermano, de compañero, el perdón que tiene filo, la cama otra vez compartida, la rutina levantada del suelo, la hoguera consumida y abandonada, la ceniza del hola y el adiós que se sacude de la foto que adorna la chimenea.

 

 

* * * * * *

 

Hoy madre extendió su brazo sobre mis costillas.

Deslizó la mano y sus dedos sacudieron algo en mi ropa.

 

Qué raro el amor cuando no duele.

 

 

03 de diciembre de 2013
1978, Huehuetenango, poesía, prosa

una intervención en “resucita la sombra tras la pugna y asciende a lo alto de fastuosos árboles, la mirada serena, las alas esterilizadas, el ego alerta, el corazón recuperado”

  1. R dice:

    Qué alegre leerte por acá y qué bien por TPA que sigue en marcha.
    R.

¿algo qué decir?