Te Prometo Anarquía

atiende al lírico introito que nos prepara hacia el retorno anterior al raciocinio: en las cuevas se esculpen la luz y las sombras

iván vergara

 

 

[IVÁN VERGARA]

 

 

 

LA MENTIRA ES LA NIEBLA

 

La niebla es la herida de una lluvia rabiosa,

su color, es el herraje de un cielo desbocado

dirigiéndose a los pulmones de la tierra;

enferma de cielo

 

rastrera,

dormida en el valle nos convierte en mudos de vista,

en ciegos de frío

 

líquida,

como suele vestirse si nuestra pasión la ata,

si la convierte en leona etérea

 

quisiera ser estatua de su obra,

del aprecio que provoca su simpleza

 

mas nos obliga a sentirnos nido,

donde el viento intenta su semilla

y la ingenua tierra sirve de lecho

 

cruzamos la sierra de Oaxaca y hemos rebasado las nubes,

esto no es niebla señores, esto que humedece mis ojos

es el grito de los espíritus que intentaron la vida,

chorreando de niebla estos valles que nunca han sabido de amor

 

* * * * * *

 

Aquellos cerros arden porque nadie los mira,

cavan por debajo sin saber el motivo,

no distinguen

no preguntan

 

aquellos cerros han dado vida

a la tierra y su amor mineral

—beben de nuestros ojos,

huyen de nuestro cobijo—

 

aquellos cerros miran hacia estas ruinas

desde la llama que habita antes de todo;

antes de los relatos primigenios y su odio,

antes de los dioses y su sueño de hombres

 

* * * * * *

 

Fueron los relatos motores del alba

para esconder la noche a nuestros sueños,

cuando la vía se acercaba al muro

construido por la luz y el desvelo;

mutan en luciérnagas , y el alba

—lista para volar a su entierro—

le es fiel a su beso de roca

mientras dormitamos en su tiempo

 

es nuestra tierra un festín del fuego,

cada ceniza suya me vuelve espejo,

torna en llama antigua,

en dioses silentes y perezosos,

les llamo mientras el colibrí duerme

para cumplir un destino y su leyenda,

surgen del inframundo, suben a casa

y con un beso oscuro y húmedo anuncia

ser un nuevo día; cuando ellos mueran y

no sea el amor lo que los anime a la batalla

quizá la niebla oculte ojos y miedo;

no serán sus lágrimas súplicas ni dudas

como las del cristo, el impulso

para la hoguera surge de un corazón indio,

un impulso que desde el monte llueve a estrellas,

breve vuelo hacia las llamas obliga

a las palomas a emprender vuelos salvajes

y son sus ojos de dioses donde nacemos

inocentes y salvados

 

se acerca la herida,

no hay duda, amor,

de que esos dioses se hicieron

polvo, no hay duda de que

es polvo que entra en casa y

llena la sábana de nuestros desvelos,

entra en ti, supura nuestra palabra,

polvo de dioses y altares que no

encienden su fe con silencio

 

alza los pies, alza tu cadera,

un dios está por nacer esta tarde

y lo llamaré río desbocado,

alza tu mirada, tu sexo,

un dios está por nacer en ti

y lo llamaré muelle del viento;

el caracol que imprime nuestra

historia en espirales perfectas,

sabe del engaño de los dioses

 

es una bestia nuestro despertar,

los armarios caen hechos ruinas

o las ruinas son el cuerpo

de un dios árbol, sus raíces son vientre,

alberga la vida como hombre amate,

inunda la mirada del sacrificio,

abriga los poros de los montes:

son un revólver suicida de viento,

el que torpe y automático reivindica

la tormenta mientras sea silenciosa y breve,

 

recuerda como sangraste cada luna,

tus pies firmes, victoria esplendorosa

que estropea la tarde de un nuevo siglo:

un látigo que amenaza llegar al vacío

del mismo cielo que de día oculta las llagas

y cierra los diques de tu dolor de hembra

 

pobre hombre que implora dioses,

han abandonado su tarea,

buscaron un camino hacia el origen

o resucitaron y se escondieron en templos

donde un dios, otro dios, no pueda verlos,

pobre hombre que te auxilia la pena

si tus dolores son como el tiempo

y tus lágrimas viento de cueva, álzate

 

un poco amor, has aparecido con el resplandor

y la ceguedad, igual a un faro anuncias el día,

asómate fuera de tu templo, ese dios duerme

y el tiempo de tu gozo está cerca, cuenta

todo aunque pase lento el tiempo, no serás

nunca diosa, solo polvo supremo y en ti

la vida de la fuente que surte la plaza

en este domingo en la alameda; el relato

trae en brazos al motor, y su rugido

entrañas como la vorágine del hombre

cuando cree todo lo tecnológico

para rebasar dioses en una carrera

contra lo humano, da igual si tumbada

con tu estera sudas un río y alimentas

la joya divina de tu vientre,

es domingo y la plaza está repleta,

los viejos atienden súplicas para no morir

como lo hace ese dios que pisamos

cruzando la calle y no teníamos motivos

para hacerlo, daba igual,

a lo lejos se escuchaba el motor de la vida

rebasando al salir de cama y no escuchaba

otro ruido más que el de aquel hombre,

subido en acero cruza la atmósfera,

se convierte en chispa y en fragmentos llueve

la tierra con savia roja y resplandores,

como el de nuestra cueva,

cuando supimos que la vida

somos nosotros

 

***Tomados de Era Hombre Era Mito Era Bestia, a publicarse en 2013

 

IVÁN VERGARA. (México DF., 1979, México). Poeta, músico, antologador y gestor cultural, actualmente vive en Sevilla. Dirige la Plataforma de Artistas Chilango Andaluces (PLACA). Creó, organizó y coordinó las seis ediciones del Recital Chilango Andaluz (RCA) en Sevilla, ciudad de México y otras ciudades andaluzas. Sus textos han aparecido en revistas mexicanas e internacionales, así como en diversas antologías. Ha publicado el poemario Montañas de Aurelia, (Homoscriptum, 2011) en Nueva York y, en colaboración con Javier Villaseñor, ha antologado varios recitales chilango-andaluces publicados en Editorial Ultramarina Cartonera Digital, la cual dirige, y en Editorial Cocó. Actualmente prepara su siguiente poemario Era Hombre Era Mito Era Bestia. Es autor del blog La firma del caracol.

 

22 de enero de 2013
1979, autor invitado, México, México D.F., poesía

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