Te Prometo Anarquía

pronto la luna se pondrá a dilatar el revés de las historias y de las cosas que también suceden

juan carlos rodríguez

 

[JUAN CARLOS RODRÍGUEZ]

 

CARTA AL SEÑOR DESTINO

 

Y la materia estaba ordenada y vacía. La nada llenaba el espacio uterino del cosmos. Dos células que se encuentran, que chocan, que explotan y se expanden. El Big Bang celular. Una nueva vida, el camino irrenunciable. Aún humeante, recién salido del vientre de la madre, la guadaña de la muerte lleva el mapa del camino indiscutible hasta las manos invisibles de Destino:

 

Confines de la Eternidad, a las 268 vueltas de Sol sobre el Centro de la Galaxia.

 

Sr. Destino                                                                                                                                                               

Presente.

 

Es para mí un honor saludarte de nuevo, esperando como siempre que tus labores se lleven a cabo sin el menor inconveniente. A continuación te describo el itinerario de la nueva forma de vida que ha sido concebida en este preciso instante:

Tres de la mañana: En la encrucijada del inicio, esquina, empezará el camino del nuevo cúmulo de células que tienes a la vista. Mediano recorrido le espera por el valle, frente a él encontrará un conjunto de almas ilusas que viven intentando —sin conseguirlo—, atrasar el trayecto estipulado de cada materia viva. A la siguiente esquina en dirección al mar, cruzará a la derecha.

Nueve de la mañana: Lejos aún de su ocaso, encontrará en la vida los amargos sabores que acompañarán su recorrido. El odio empezará a tomar forma en su conciencia. Al final de la cuadra, a ambos lados de la misma, encontrará un lugar en donde las neuronas son engañadas con un saber que sabe a poco. No cruzará.

Una, dos, tres cuadras, recto —el direccional, no el anatómico—. En este trayecto se extrañará de ver a personas encargadas de fabricar y regalar miedo, para después vender seguridad. A su paso falsos caminos intentan cruzarse por su mente, uno a la izquierda primero, uno a la derecha después. Sabe sin saberlo cuál es su porvenir y no se deja engañar por veredas de mentiras, atajos sin trascendencia, caminos sin verdad.

Fábricas artificiales de luz, epicentros de viajes sin final aparente aparecerán a su paso. En una esquina, vendedores de comodidad pasajera, símbolos de una religión sin dioses. Al llegar al final de la tercera cuadra, verá uno de tantos lugares que anuncia el oro y la felicidad de colores rojo y blanco. Al llegar aquí, cruzará a la izquierda.

Dos de la tarde: El lado derecho la calle le parecerá interminable, únicamente una pequeña vereda interrumpe su continuidad. Del lado izquierdo, tres vertientes alimentan su cauce con personas que deambulan por la vida, siguiendo la ruta trazada por sus mapas. A medio camino, el árbol del bien y del mal brinda su sombra al viajero. En sus hojas se nota la experiencia y sabiduría guardada en la savia que recorre su corteza. Al final de la calle, cruzará a la derecha.

Una, dos, tres, cuatro cuadras, sin cruzar. Tienda de baratijas frente al deseo interminable de un vicio sin remedio. Del frío al calor, del calor al frío. Ansias de volver al comienzo de todas las cosas invadirán sus ganas de vivir, pero Curiosidad lo tratará como a un gato y hará que siga adelante.

Cinco de la tarde: Tres cuadras, sin desvíos. Sentimientos evolutivos hincharán sus neuronas. El ansia de perdurar en el tiempo lo domina y le hace creedor ferviente de cosas que no existen en su realidad. Concentración mental a las 18 horas.

Ya es tarde para cambiar las cosas.

Seis de la tarde: El final del día se acerca y él lo sabrá. Sin prisas, hará contados los pasos hasta el final de esta última calle. Cruzará a la izquierda. En este tramo final, verá de un lado el conjunto de conocimientos adquiridos, y al otro, el descanso eterno. Una cosa llevará a la otra, y creyendo saber más que tú y yo, entrará dócilmente en las puertas por donde todo entra tarde o temprano.”

De antemano te agradezco la atención que eternamente prestas a mis cartas, recomendándote que de querer alterarse algo de lo anteriormente expuesto, por mínimo que sea, envíes a tus designios para encarrilar de nuevo el asunto y así no se descarrile lo que nos fue encomendado no se descarrilara.

Con mucho cariño, esperando verte pronto,

Muerte.

Las luces se apagan y regresa todo a la nada. De donde era, retorna lo que antes andaba. Metamorfosis material de lo visible, camino eterno e insondable de lo que no se ve. Simples elementos que componen todo un sistema, un círculo de donde nada se escapa, únicamente cambia de forma.

Hola y Adiós

 

NOCTÁMBULO

Tic, tac, tic, tac… suenan impasibles las agujas del reloj en sus orejas… tic, tac, tic, tac… cantan, a veces alegres, lloran, a veces tristes, dependiendo quien las oiga en su eterno ir y venir por su mundo tan pequeño… tic, tac, tic, tac… un mundo de doce horas… tic, tac, tic, tac…

Poco a poco va llegando el momento. El deseo pronto lo hará su presa, ese deseo incontenible que inspiran las hembras todas sus noches, noches de golpes, rasguños, cortadas que casi le llevan la vida, y de vez en cuando, muy de vez en cuando, el trofeo de un amor fugaz, efímero.

Pero esta noche no. Las caricias lo detienen. Manos que desde hace mucho tiempo no lo tocaban hicieron que el tiempo se detuviera para él, que no escuchase el cansado cantar del reloj en ese sitio que por momentos era su hogar.

Las caricias de su amo lo detienen, lo hacen olvidar y recordar a la vez…

Esta noche se quedará en casa y le faltará un personaje a la jauría de gatos nocturnos de algún barrio cualquiera.

 

EL VENDEDOR DE EXTRACTO DE AJO

¡Extracto de ajo! ¡Compre su extracto de ajo! Endurece sus uñas, le crece el pelo, ¡le arregla la vida! ¡Compre su extracto de ajo! —Grita a pleno pulmón el vendedor de artículos colombianos. ¡Olvide sus penas con el increíble extracto de ajo! ¿Su novia lo dejó? ¿Nadie le hace caso? ¡Lleve barato su extracto de ajo! ¡Aceptamos cualquier tipo de pago! Aceptamos tarjetas de crédito, visa, master card, etc. ¡Lleve su extracto de ajo! —Sigue gritando el vendedor de artículos colombianos.

La gente se junta a su alrededor, algunos prueban el producto, y quedan extasiados, vuelan a otros mundos, miran otros universos, conocen el nirvana, la iluminación, la resurrección, y a lo lejos se escucha: ¡Compre su extracto de ajo! La primera muestra gratis, barato el gramo, ¡compre su extracto de ajo!

Me acerco por curiosidad, sólo por saber qué es, pido una muestra gratis, y viajo, voy a la luna, a sus ojos, la abrazo, la beso, digo lo que nunca dije. No quiero regresar, lo dejo todo, ya no existo, me piden que regrese, pero ya no puedo, es un viaje sin regreso, ya no quiero, vivo en sus inalcanzables ojos, y pido más y más…

Cayó un polvo blanco en mi camisa, lo miro con terror, con tristeza. Limpio mi nariz con los dedos que no siento, y a lo lejos sólo escucho los gritos a pleno pulmón del vendedor de artículos colombianos.

 

DE CÓMO CIPRIANO CONOCIÓ EL LUGAR A DONDE NADIE QUIERE IR (fragmento)

Cipriano estaba totalmente horrorizado. Jamás imaginó que lo que estaba viendo pudiera ser real. Siempre creyó que eran historias para modificar la conducta humana. Pero no. ¿Será demasiado tarde?, se preguntó. Los gritos de dolor y espanto se escuchaban por doquier y como suele suceder en momentos en los que se cree que pasaremos a mejor vida, el protagonista de esta historia vio la suya pasar en un segundo. Si, en un segundo. Por increíble que parezca, el cerebro humano es capaz de convertir un segundo en un siglo y un siglo en un segundo, dependiendo de la conveniencia o las circunstancias. Hasta es capaz de saber hasta el mínimo detalle de cosas que nunca ha presenciado. Cosas que sólo le han contado en términos generales, pero que las reproduce mentalmente con increíble exactitud, gracias a una gran herramienta: la imaginación. Más o menos eso le pasó a Cipriano en ese segundo que abarcó veinte años, dos meses, tres días, cinco horas y diez minutos, aproximadamente, un segundo más, un segundo menos.

Como muchos de los nacidos en este mundo, el protagonista de nuestra historia vino al valle de lágrimas, alegrías, deseos, amores, odios y demás a causa del azar, destino, casualidad, falta de planificación humana o por planificación divina, distintos nombres que recibe la misma situación, dependiendo de la forma de pensar de quien la defina. Cuando sin saber cómo ni por qué, a un par de copas se le suman dos integrantes del género humano, hombre y mujer para ser específicos, soledad, una cama —en la mejor de las situaciones— y el intercambio de hormonas, feromonas y toda una amalgama de fluidos corporales propios del caso, ¿puede llamársele de otra forma que no sea accidente? Pues variando unos cuantos detalles, como que en vez de copas fue un autobús el motivo por el cual se conocieron, los padres de Cipriano dieron inicio, sin saberlo, a esta historia que acabaría en las puertas del Seol.

Dicen los que saben, que una historia que tenga la intención de ser más o menos buena, debe de tener un protagonista, un antagonista y una situación, entorno, meta o finalidad. Al protagonista ya tuvimos la ocasión de conocerlo. No fue una presentación convencional, de esas en las que se dice: Amigo lector, éste es Cipriano Madruga, el protagonista, Cipriano, éste es nuestro querido amigo, lector, pero en fin, no siempre se puede hacer lo que manda la etiqueta y las buenas costumbres. Conociendo ya al protagonista, pasaremos a conocer la situación, dejando a nuestro antagonista para más adelante. Y para ser exactos, la situación de nuestro querido Cipriano no es de las mejores. Su señor progenitor, al no estar preparado para que después de nueve meses y días de un encuentro casual le llamaran por teléfono para escuchar a un bebé llorando y una voz femenina diciendo: éste hijo es tuyo, hizo oídos sordos y se hizo invisible en la vida de Cipriano y compañía. Creció entonces el joven sin una figura paterna, de esas que dicen los psicólogos sirven para moldear el carácter y de la que los niños toman de ejemplo para comportarse en el lugar que les tocó vivir. Y en cuanto a la figura materna, pues justo es decir que no por culpa de la madre, sino por las arduas horas de trabajo que implicaron la manutención de una boca que no era la suya, no tuvo más remedio que dejar que la criatura se criara a como Dios le ayudó.

Muchos de los que tuvieran la amabilidad, la gentileza o la curiosidad de leer esta historia dirán que el final de Cipriano es muy previsible: de madre soltera, familia pobre, barrio marginal, malas juntas y peores amigos, delincuente seguro, pero con temor de desilusionar a los que tal cosa pensarán y contra cualquier pronóstico, el muchacho llegó a ser lo que sin temor puede llamarse un ciudadano ejemplar. Así es la vida, a veces por situaciones que no alcanzamos a comprender suceden cosas inexplicables, el aparecer de un ovni por el horizonte, la aparición de un espíritu o alma en pena a medianoche o la elección de un semoviente para el cargo de presidente de la república, cosas por el estilo.

En fin y para no aburrir, Cipriano era un buen chico. Y un buen chico tranquilo. No tenía grandes preocupaciones fuera de las normales a su edad y situación económica, sacar buenas notas, disfrutar con los amigos, trabajar en vacaciones para ayudar con los gastos del hogar, en conclusión, un chico pobre, pero feliz.

Esta situación de juvenil felicidad en la que vivía el joven Madruga hubiera durado mucho más allá de los veinte años de edad que el tiempo llevaba en la cuenta del protagonista, si no hubiera sido por la intervención del por todos conocido como dios del amor, Cupido. Y es que el niño de arco, flecha, pañales y a veces malas intenciones, tuvo el capricho de flechar a Cipriano, enamorando al pobre de una joven que, por situaciones sólo imaginables por la retorcida mente del ser humano, era muy difícil que se enamorara de él. La duda se asoma por el resquicio de la ventana como el vientecillo que sopla precediendo la tormenta y pregunta: ¿por qué para un joven considerado buen muchacho y ejemplo para los de su edad, tendría por imposible enamorar a una dama de la cual está enamorado? Pues por una razón que como antes se mencionó, sólo es posible en la sociedad humana: él era pobre y ella rica.

Dejaremos por un momento al joven Cipriano Madruga quemando pestañas gracias a la joven adinerada, y pasaremos a describir un poco al último elemento de esta historia, el némesis, el otro lado de la moneda, el opositor, el adversario: el antagonista. Este personaje, que más adelante identificaremos con nombre y apellido, es la antítesis del muchacho del cual, hasta el momento, nos había ocupado la atención, pues, a diferencia de Madruga, nació en cuna de oro, hijo primogénito y predilecto de un padre muy honorable y respetado por todos. Al parecer no tuvo los cuidados y el cariño de una madre, pues o la madre se fue cuando todavía era muy pequeño para recordarla, o lo que es más probable, no la tuvo y fue creado por puro milagro divino. Como decíamos antes, hay cosas difíciles de explicar, como es difícil de entender que sea posible que el hijo predilecto de alguien de renombre, con todos los cuidados y el cariño posibles, alguien que literalmente vivía en el paraíso, se revelara contra el padre que tanto cariño le profesaba y decidió ser el príncipe de las tinieblas. Si, exactamente querido lector, el personaje que estamos describiendo es el mismo que usted se acaba de imaginar, al que muchos le temen: Chamuco, Belcebú, Lucifer, o más conocido en las bajas esferas cómo: El diablo.

Pues bien, la noche en que Cipriano y don diablo se conocieron fue precisamente aquella en donde habíamos dejado al joven, es decir, aquella noche cuando se estaba desvelando…

01 de diciembre de 2010
1985, Guatemala Ciudad, narrativa

¿algo qué decir?