Te Prometo Anarquía

los días se pierden y se ganan entre cristiandades y rusadas: inflamable huracán que te golpea el rostro en el asfalto

leonel juracán

 

[LEONEL JURACÁN]

 

PORIOMANÍA

 

I.

 

El cansancio cierra tras de mí la puerta

y se sienta ensimismado junto al lecho

a ver la llama negra que hay en todo

poniendo la otra mejilla como siempre.

 

Cuenta los pasos, los caminos, las murallas

habla en voz muy baja para  el  mismo

y se retira como siempre dando un beso

perdido por las calles por las que nada vuelve.

 

Perdido y escondido

el cansancio nos busca entre la niebla

ésa que dispersan otras miradas y otras bocas

justo cuando el sol se olvida de nosotros.

 

II.

 

Jactancioso diría: Conozco de soledades.

Porque sí, porque me he rodeado de murallas

que yo mismo he construido

porque he cantado a veces

mientras la noche simplemente

se fue haciendo más oscura.

 

Pero ya ven, no conozco nada

mas allá del silencio y las justificaciones,

las rutas que recorren

los sueños a espaldas de la vida:

intentando robarle a la muerte un poco más de tiempo.

 

Y tanto correr, descansar o caminar

ha sido un juego entre la distancia y las tinieblas.

Conozco sí, de tránsitos perdidos

de cosas abandonadas y nudos de palabras

de ojos que la soledad se ha llevado para siempre.

Yo, lo reconozco, sencillamente estoy cansado.

 

DE ANGELES VAGOS

 

Nos desborda una sorda brisa

hecha de acero y sangre

y soñamos con vernos embriagados

paseando entre columnas rotas

con lejanìsmos otoños de hojas fermentadas.

 

¿Olvidamos acaso que se vuelve

abrigo de la tierra nuestro cuerpo

que la ciudad es un sueño de ceniza

un exilio gris, un asfalto húmedo

concreto y doloroso, pero con todo necesario

como lo es la prontitud en el arte de la muerte?

 

Los pulmones e intestinos amargamente se anudan

con dientes acerados y articulaciones rígidas

hecho todo una flor de cemento y huesos

un cansancio que se agita, un cadáver indeseable

un temblor de vísceras, una patraña-escupitajo.

 

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POEMA DE AMOR EN VIERNES SANTO

 

Quiero mostrarte que soy un santo entre dos cañones

que en la ventana de mis sueños aparecen áureos cálices

que de mis manos cuelgan rosarios de elegías.

 

Quiero mostrarte que de siempre he estado quieto

en actitud de súplica con el rostro compungido

sangrantes las rodillas y el silencio contra el muro.

 

Quiero decirte que mis huesos se han perdido ya en el tiempo

que camino descalzo sobre las nubes en verano

y bajo bóvedas oscuras tu imagen se humedece.

 

Tú que vuelas besando pies crucificados

y caminas elevando himnos con el rostro escondido

dime que el humo aún no ha borrado el azul del sueño.

 

Tu imagen se ha ausentado del espejo ya

ejércitos penitentes bajo tu icono desfilan

devoción alucinada, ¡ojalá te lleve el diablo!

 

APOLOGÍA Y EPITAFIO

 

El veneno de mis manos canta

y esto es casi tan bello

como la necedad de un grito sin infierno.

Camino de espalda al sol

pero no encuentro mi sombra

sin embargo no es nada extraño

que siendo yo un vago

no encuentre el camino.

 

DROMOFILIA

 

Hoy he comenzado a irme

sin saber qué camino he de tomar

sin saber cuántas distancias

ha de tragarse el tiempo tras el vitral.

 

He comenzado a irme contra el viento

poniendo los recuerdos en la estación

agazapándome como un tonto en el asiento

aunque será inevitable transbordar.

 

He comenzado a marcharme sin destino

consciente nada más de que hay final

con los ojos puestos en las nubes y no en el camino

esperando nada más poder llegar.

 

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BOLCHEVIQUE

 

(Ante un grabado del atentado contra Nicolás II)

 

 

De alguna extraña forma

la vida continúa

a pesar de la lluvia y el granizo

(clavos que Dios dispara).

 

A pesar de que existen los puentes del incienso

alturas, pastillas, risperdal

(por el que claman tus neuronas).

Incluso a pesar de los romances fallidos,

los despidos, los insultos, la sangre como precipicio

las heridas.

 

Y lo que al final queda

solamente es mugre y falla

grietas en el alma, sismas

todo lo que tu pobreza humana desmorona.

 

Allá en los altos edificios

bajo cables y sirvientes

el frío también se va colando bajo los edredones

y el vino puede volverse agrio tras las fiestas.

Porque a todos les corresponde un trozo de infierno.

 

Y tu vida, la vida de tu carne

se va perdiendo entre andrajos

entre carencias cuya certeza ya no duele

porque la piel puede volverse dura

después de aguantar tanto invierno.

 

Para el hombre de la chimenea

del sofá mullido y la mascota obesa

también existirán días como ésos

mirando tras la ventana el mundo suspendido

clavado en un invierno sin trineos.

Porque el harapo

siempre será más fuerte que la seda.

 

PERMANENCIA

 

La paz se restringe sólo a este momento

entre toda la mierda circundante:

El momento en que la hoja cae

asentándose en el centro del concreto

a pesar de la ciudad

a pesar de las manchadas inocencias.

 

El viento no espera por los autos

y la luz olvida nuestros ojos desvelados

sólo queda el cielo que no calla

su diálogo de fórmulas y prismas

todo, mientras la hoja cae.

 

La tarde ya no sabe de la násuea

de la muda pesadumbre con que canta

ese tronco de árbol

con raíces a ambos lados

del cual, una hoja pende y cae

soñando el otoño del asfalto y las aceras.

11 de mayo de 2010
1981, Guatemala Ciudad, poesía

3 intervenciones en “los días se pierden y se ganan entre cristiandades y rusadas: inflamable huracán que te golpea el rostro en el asfalto”

  1. Juan Pablo Dardón dice:

    A mí me gusta cómo escribe Leonel. Muchísimo.

  2. Mercedes dice:

    Que gusto verte por aca Juracán!!! Saludos!

  3. rodolfo ChanQuin dice:

    Gracias por esa poesía Leonel, ya van quedando pocos como usted. Saludos.

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