[OLGA MOLINA]

CUÁNTA FALTA ME HACES

Desde la sensación del tacto

Hasta las preguntas vagas,

Las respuestas estúpidas. 

Me haces falta

En las palabras

Y en el olvido. 

Que me abandones en silencio

Cuando tus labios se alejan

Y pueda encontrarme

En el inmenso túnel de tus ojos. 

PERMANECER

En cada segundo que transcurre

Está mi voz,

Intentando ser parte del lapso

Que conforma tu vida

Y así, 

Podré eternamente

Permanecer en tu tiempo.

SILENCIO 

Me callo,

Para escuchar la armonía

De un ambiente derrotado a la magia,

A un laúd torrente

De sinfonía infinita. 

Silencio,

Al poder de la derrota,

De la sensualidad

De un enemigo imponente,

      Tu arma secreta,

      Tu mapa hurtado

      Al vaho de la vida. 

¡Ladrón de verso y poesía!

      De besos y caricias,

¡Poeta loco! Sin pluma

      Ni pergamino ni vocablo.

¡Poeta loco! Metamorfo

       De mi léxico

            A blasfemia. 

En ti he encontrado una verdad… 

                  Eres la llama

                  Que consume la palabra

                        AMOR 

SOS LA CONSTELACIÓN INFINITA

De relatos y poesías

De magias que viven solo por un segundo

Sos todo aquello

Que acopla al universo,

Sos la mañana de mis cantos,

Sos la ausencia de mis llantos. 

Vos sos lo que nos hace sentir

A vos y a mí,

Sos más de lo que pueda describir. 

Sos las palabras

La tinta

Toda una epopeya

De patria invocada. 

Es que vos sos más que palabra

Sos el inicio y el fin

Sos el ruego, la nostalgia,

Sos la alegoría perfecta. 

Es que vos sos

una parte de mí,

      y entre todas

            la mejor.

Y ASÍ NUNCA ME OLVIDES 

Tus fotos huelen a cuento

A Picassos y Rembrandts,

Me saben a historias

Que sueño escribir. 

Tus fotos son palomas

Y alondras fugitivas,

Cántico de pasados

De voces a media luz del Sena. 

En las sombras hay fantasmas

Que danzan y son cómplices,

Navegan escondidos del olvido. 

Tus cartas se volvieron

Pan a la esperanza

Alimento de letras

Tinta de palabras perdidas. 

Si regresas,

Fijaré mi reflejo

En tu infinita mirada. 

Si te vas,

No seré parte de tus olvidos

Y huellas abandonadas,

Besare tu índice

Dirigiré tu camino. 

Y así nunca me olvides.

ANOCHE TE SOÑÉ

Te soñé como parábola,

Aquella en que regresas

Con los pies mojados. 

Y al amanecer

Me besaste la mano,

Mantuve los ojos cerrados

Mientras tu sonrisa abrazaba la piel. 

Todo tu ser se encontraba

Al borde de mi cama,

Deseaba iluminarme de tu retorno

Y abrí los ojos. 

Te habías marchado,

Y contigo lo que algún día 

Soñé. 

MÁRTIR DEL EXILIO 

Te veo lejana,

Quieta y sorda,

En ausencia de besos

         • no para el alma –

Comenzando mi cabalgata letárgica. 

Vuelo salvaje

De alas que formaste

Entre intelectuales e ignorantes,

De cuero de indio y jaguar

Que por naturaleza busca

Veredas de libertad.

     ¡Yo no desee dejarte!

     Madre fuerte,

     Que protegiste a mariposas mestizas

     De tumbo y tumbo.

     Pero no abandone tus auras,

     ¡Porque te llevo

     Entre mis pies de piedra y patria,

     Entre mis manos de caña, cafetal y elote!

     Entre la voz hispana. 

Sueño nuevamente

Con abrazar tu aroma

Y retenerte así,

Como doncella de primaveras

Y en tu preñez de orquídeas.

Perdiendo el miedo

A que zozobre el viento

Y te vuelvas lejanía. 

Regresando a besar tus labios

Y gritar:

      ¡Te amo!

Y te lo lleves

En tu hálito de guerras y olvido. 

¡Porque llevo impregnada

Tu rubrica morena!

Y en mi sangre un verde quetzal.

¡Porque llevo bajo el brazo

El son de tu regazo!

Porque soy la rama de la Ceiba

Que falta en el ocaso de las poesías. 

Son y soy palabras exiliadas,

      Verbos sin rumbo,

Eco frío tras su techo.