Te Prometo Anarquía

cantar es ruido cuando Alicia juega en la cornisa, al ritmo de las confesiones de una Lunátika. la ilusión se vuelve efímera y la realidad es fantasía

fotografía © morena pérez

 

[LUCÍA LEÓN] (A.K.A. LUNÁTIKA)

 

 

81 PALABRAS Ó 387 CARACTERES

Te recuerdo desde un punto suspensivo.
Pausa silenciosa entre el eco y mi voz.
El signo de interrogación analizacada trazo olvidado.
Quisiera alejarme de las tildes y exclamaciones.
Ser punto y seguido en tu hoja ya no es suficiente;
tampoco quiero conformarme con una coma.
Las curvas perfectas del paréntesis me cobijan desde hace algunos caracteres.
Parece que me convertiré en una nota al pie de la página;
un asterisco para la memoria.
El espacio en blanco muere poco a poco.
Punto y aparte.
Empieza un párrafo sin ti.

OFERTA EN EL PASILLO 8

Cada noche mi mente se entretenía pensando en todo aquello que tengo que decirte. Poco a poco me dormía repasando argumentos y estructurando los diálogos.
Los días pasaron y luego las semanas formaron 2 meses.
Inesperado. En el momento y en el sitio que me faltó imaginar. Te coloqué en el cine, en alguna fiesta o en un restaurante. Pero el destino decidió ir en contra de mis planes y escogió otro lugar para nuestra cita, sin que uno de los dos albergara la más mínima sospecha.
Fui al Súper para comprar cajas con imitaciones de comida, cualquier bisutería que me levantara el ánimo y algunos adornos con espíritu navideño. Cuán lejos estaba yo de imaginar que al entrar al pasillo, en el que se amontonan año tras año los mismos libros, te vería escogiendo una revista.
La cantidad de aire disminuyó considerablemente, mi corazón latía desesperado y el caos se produjo. Todos los argumentos se agolparon uno tras otro mezclándose, hasta formar oraciones desordenadas, carentes de tan siquiera un mensaje para transmitir. Parecidas a la siguiente
“Qué coincidencia. Decirte bueno te veo que para decirte. Hola…”
La música y los gritos de un niño pidiendo un chocolate fueron perdiendo su volumen.
El discurso previamente practicado frente al espejo fue empujado por la bola de nieve que se deslizaba inclemente hacia mí:
“¡Tanto qué decirte y tan poco tiempo para hacerlo! Quizá deberíamos juntarnos para comer. ¿Tú que piensas? Sí. En el restaurante chino. ¿A qué hora puedes llegar? Me parece, a las 4 de la tarde nos vemos para aclarar algunos puntos pendientes de aquel día en que terminó nuestra relación…”.
También me percibiste. Tu espacio se redujo a ese pasillo y luego a los dos metros que nos separaban. Mis ojos clavados en los tuyos. Aunque parecía una eternidad, la aguja más delgada del reloj sólo avanzó cinco segundos desde que te vi. Al abrir la boca para decirte lo que carcome mi conciencia desde hace dos meses, el impulso atolondrado no me dejó pronunciar algo más que un simple Hola.
Mí mente no procesó correctamente el exceso de pensamientos y obviamente se generó una falla en el sistema. Click en OK, no, no quiero mandar un informe técnico a Windows… Como si les importara.
Respondiste al saludo con una sonrisa. Vacíos. Los argumentos carecían de sentido. A la sonrisa le siguió un suave adiós. Era mí turno de sonreír. Desvié la mirada hacia una oferta anunciada en el pasillo de enfrente. El cerebro instruyó a mis piernas para caminar y alejarme de ti, siguiendo un instinto consumista más.
De forma automática le pagué a la señorita que atendía la caja y partí hacia mi apartamento, subí las gradas maldiciendo al conserje porque no ha reparado el elevador y al fin llegué al octavo nivel. Guardé todo lo que había comprado y encendí la tele para ver alguna película.
Ahora estoy en mi cama. El filme terminó hace una hora. Te imagino en el restaurante chino. Repaso mentalmente lo que quiero decirte. Bostezo. Duermo.

SPEACHLESS

No tengo nada que decir. Levanto el auricular y marco tu número. Luego de siete segundos de espera, me contestas con un simple “alo”, te saludo y me percato de que esta llamada fue en vano porque no hay nada que te pueda decir. Ni a ti o a el mundo.Quizás sufro de pereza mental crónica o hay una sequía de palabras. Aunque platico de temas tontos, por dentro me arrepiento de haber levantado el auricular.Finalmente pronunciamos las palabras de despedida y cuelgas el teléfono para continuar con tu vida, mientras yo sigo sentada en este sillón negro, sin saber qué decir.Todo fue previamente pensado y por ende, expresado. Sonrío.Acaricio la posibilidad de haberme quedado vacía.Las agujas del reloj de 9.99 me indican que es hora de ir a dormir, así que me dirijo hacia el baño para lavarme los dientes. En el camino me topo con mi mamá e intercambiamos algún saludo de buenas noches.Ya en mi cuarto, enciendo el radio y luego la lamparita negra en la mesita de noche al lado de mi cama. Sobre la mesita también está mi cuaderno, justo como le dejé horas atrás.La idea revolotea en mi cabeza y hasta me provoca una sonrisa. Es necesario dejar una prueba y redactar el pensamiento sobre las líneas azules del cuaderno. El lápiz termina de delinear las letras que en conjunto expresan todo y a la vez conforman 5 palabras: No tengo nada que decir.

UN COMBO 7 POR FAVOR

No es la primera vez que te encuentras en esta situación y aunque estas harta, debes aguantarte y completar el trabajo, para alcanzar la cuota diaria y luego irte a tu casa. Por tu cuerpo han pasado hombres de todo tipo, sabores y tamaños. Unos más guapos y otros más grotescos. Ya no almacenas imágenes porque todos son iguales. La cita del día era en un bar olvidado, al fondo de un callejón poco transitado. Algunos lo prefieren así.
Observas cómo ingresa tu próximo amo y señor. Su cuerpo rebosa de grasa. Tanta que hasta crees ver cómo tiembla su estómago conforme se acerca hacia ti. Es similar a una gelatina fresca, pero en este caso deberás simular interés por ese vientre gelatinoso. El sudor del día laboral se mezcla con su olor natural a macho papacito de antier. Sin intercambiar palabra alguna se dirigen hacia el baño del bar. Tu oficina.
La iluminación es tenue y lo agradeces porque el desempeñarte sobre orina y al lado de dos toallas sanitarias no es algo que te guste hacer todos los días.
Una playera negra con el logo de ACDC aprisiona su pecho abultado y con estrías. Pero ni modo. Has aprendido muy bien a disimular interés y despojarte de tu vestido para mostrarle tu sexo. Preferirías prescindir del olfato pero no hay mundos perfectos.
A él parece gustarle ese cuartito diminuto y mamacita empecemos pero ya. Le gusta tener el control. Luego de recorrerte con su lengua te pide que hagas lo mismo. Se desabrocha el pantalón y cierras los ojos para hacer el momento más llevadero.
Arriba y abajo. Cada vez más rápido. Te toma con fuerza del cabello para indicarte el ritmo exacto. Tras varios minutos, se detiene para llevar tu rostro más abajo. Hasta el suelo. Debes lamerlo y saborear ese líquido amarillo que brilla al lado del inodoro. Lo haces rápidamente para luego regresar al sexo oral. Esos sabores se mezclan con las primeras gotas que comienza a expulsar. Salado y amargo. Te repugna sentir cómo se desliza entre tus labios. Con tu lengua aceleras el proceso para pasar al siguiente cliente.
Tu lengua está adiestrada y es capaz de volver loco a cualquiera. Lo logras. Evitas saborear tu victoria al escupir lo más rápido posible el semen. Y es que no soportas guardarlo tanto tiempo en tu boca y mucho menos el tragarlo. Que ese líquido viscoso recorra tu garganta y se funda con tu saliva es algo a lo que nunca has podido acostumbrarte
Esperas a que termine de vestirse y extiendes tu mano para recibir unos cuántos dólares, los cuales agradeces con un beso en su mejilla.

14 de septiembre de 2009
1986, Guatemala Ciudad, narrativa, poesía, prosa

8 intervenciones en “cantar es ruido cuando Alicia juega en la cornisa, al ritmo de las confesiones de una Lunátika. la ilusión se vuelve efímera y la realidad es fantasía”

  1. Juan Pablo Romero Fuentes dice:

    Empieza un párrafo sin ti.

    Que buena.

  2. Amarillo dice:

    Tambien me quedo con esa frase!!

  3. Usmail Roque dice:

    no niña realmente apestas, letras pretenciosas haciéndolas pasar como humildes errores humanos… decadencia… una mezcla de izquierda comercial urbana (lo que signifique eso) ufffff….

  4. la-filistea dice:

    Debo reconocer que él último no me lo esperaba.

  5. Diego Ochoa dice:

    Filistea, espera lo que sea. Será mejor que te hagas a la idea de que no todos los comentarios acá serán muy bonitos. Muchos sólo hablan (mejor será decir que vociferan), pero no dicen nada claro.

  6. Usmail Roque dice:

    no te pareció claro mi comentario??? o necesitas todo un análisis literario de los conceptos con los que etiquete a esta muchacha??? simplemente considero que hay que ser salvaje mente honesto en la crítica literaria y no un lame botas sin criterio a quién todo le parece "bueno"…

  7. el Kontra dice:

    A mi me llegaron (lo cual puede o no ser un cumplido, pero igual me llegaron) lo bueno de la anarquía es que todo vale pero dale Usmail, no jodas, criticas y hablas de crítica decis que sos "salvaje mente honesto en la crítica literaria" muy al estilo de Simon Cowell, el mismo de los realities anglos, el mismo de una crítica despiadada y salvaje "por el bien de todos" pero al final una crítica pasajera, inmediata, cual pedo en el transmetro, una crítica que también… apesta.

    Que viva la anarquía, la crítica, la izquierda comercial urbana y la derecha independiente rural.

    greetings and salutations

  8. Diego Ochoa dice:

    Usmail no aclaró nada. Por lo menos, a mí me interesaba más que se dejara de ambigüedades con respecto a su concepto "izquierda comercial urbana". Nunca leí un término tan absurdo, y el caso se agrava cuando Usmail reconoce no saber qué significa; por lo tanto, cometió un grave error al referirse a estos escritos con ese mote, pues no está seguro si le va o no.

    En la misma línea, esta niña no menciona nada de la izquierda; tal vez Usmail así lo crea por la palabra "consumista" que aparece una sóla vez en "Oferta en el pasillo 8", y sobre la cual no se enfatiza en nada. Muy injusta esta etiqueta.

    ¿"Letras pretenciosas"? Pues me parece que esta señorita es tan pretenciosa como el resto de los colaboradores de este blog, y tan pretenciosa como otros maestros de la literatura… En cambio, sus frases se leen sencillas, pero no vulgares; digeribles, pero no olvidables. Y habría que conocerla en persona para juzgarla por pretenciosa.

    Y por último, pero no menos enfático: Al mencionar comentarios bonitos, no me refería a elogios puros, si no a que se puede señalar errores sin recurrir a insultos como que esta niña apesta y otros no menos sucios.

    Siento haberme extendido un poco, pero fue necesario.

    P.D.: Espero que Usmail piense un poco más las cosas antes de escribir su bazofia que, como dijo el Kontra, sí apesta.

¿algo qué decir?