Te Prometo Anarquía

17 de junio de 2008

Dios se fue sin despedirse y quedaron trazos esgrimidos para la materialización de seres incompletos

Justo como un animal domesticándose. Así me siento, echado en la acera, al lado de la mujer que toca el acordeón. Es ciega y poco virtuosa con el instrumento.

17 de junio de 2008
1979, Guatemala Ciudad, narrativa, prosa